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Trastornos
del Ánimo |
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Uno de los motivos de consulta más frecuentes
en salud mental es la depresión. La característica
esencial de la depresión es un estado de ánimo decaído
y una pérdida de la capacidad de goce. No se trata de tristeza
simplemente, ni tampoco de una reacción emocional esperable
frente a una problemática existencial. No, la depresión
como diagnóstico psiquiátrico es un fenómeno
con base neurobiológica, en el cual confluyen factores genéticos
(vulnerabilidad) y ambientales (estresores y gatillantes), en una
intrincada mezcla de incierto desenlace.
En
el otro extremo del ánimo, tenemos la exaltación y
euforia extremas que caracterizan a la manía. Los epiosodios
maníacos son el elemento más conocido del trastorno
bipolar, antes denominado “depresión-maníaca”
como una alusión explícita a la misteriosa alternancia
de esos dos polos en el ánimo.
Nuevamente,
cuando hablamos de “manía” no se trata de niveles
de alegría o euforia “normales”, sino de algo
que va mucho más allá: una energía con la intensidad
de un tornado, capaz de arrollar todo a su paso, incluso la propia
vida.
Así, es posible entender la depresión y la manía
como los extremos de una línea continua que incluye todas
las variaciones posibles en los estados de ánimo. Pero, se
sabe, quienes han llegado a tocar ambos extremos (con el diagnóstico
formal de trastorno bipolar tipo 1), son una minoría. En
cambio, la gran mayoría de quienes padecen de trastornos
del ánimo, están en algún punto intermedio
de esa línea que recorre las distintas variantes y fluctuaciones
anímicas. |
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Depresión |
Bipolar
Tipo 2 |
Bipolar
Tipo 1 |
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Por
ejemplo, el diagnóstico oficial de bipolaridad tipo 2,
por definición, excluye la manía (ya que si has
tenido al menos un episodio maníaco, el diagnóstico
sería bipolar tipo 1). En cambio, en el tipo 2 se describe
la presencia de episodios de “hipomanía” (algo
así como una “pequeña manía”),
los que se caracterizan -según los criterios oficiales
de diagnóstico- por síntomas similares a la manía
(grandiosidad, energía desbordante, irritabilidad, pensamientos
desbocados, etc.), pero de menor intensidad.
Es
en este territorio intermedio donde existe la mayor polémica
y discusión entre los expertos acerca de cuáles
y cuántos son los síntomas que caracterizan a las
distintas variantes de bipolaridad y cuáles son límites
que la diferencian de la depresión pura (depresión
mayor), que no por nada también es conocida como depresión
“monopolar”, para diferenciarla de la depresión
bipolar, subrayando la predominancia del polo depresivo en el
ánimo.
Lo más importante acá es tener presente que el trastorno
bipolar tipo 1 sólo afecta a una minoría (alrededor
de un 1% de la población), mientras que las otras variantes
de bipolaridad, que actualmente se agrupan en el tipo 2, son muchísimo
más frecuentes. Además, la presentación de
los síntomas suele ser muy variada, y en muchos casos no
hay evidencia clara de hipomanía, ni tampoco signos de
euforia, sino que lo que se observa es una inestabilidad anímica
caracterizada por episodios recurrentes de depresión. Esta
inestabilidad también puede ir acompañada de irritabilidad,
angustia, insomnio, ansiedad y pensamientos acelerados de carácter
negativo y oscuro.
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