"Playing a lion being led to a cage
I turn from surreal to seclusion
From love to disdain
From belief to delusion
From a thief to a beggar
From a god to God save me"
Dream Theater


 
 
Trastornos del Ánimo
 
Uno de los motivos de consulta más frecuentes en salud mental es la depresión. La característica esencial de la depresión es un estado de ánimo decaído y una pérdida de la capacidad de goce. No se trata de tristeza simplemente, ni tampoco de una reacción emocional esperable frente a una problemática existencial. No, la depresión como diagnóstico psiquiátrico es un fenómeno con base neurobiológica, en el cual confluyen factores genéticos (vulnerabilidad) y ambientales (estresores y gatillantes), en una intrincada mezcla de incierto desenlace.

En el otro extremo del ánimo, tenemos la exaltación y euforia extremas que caracterizan a la manía. Los epiosodios maníacos son el elemento más conocido del trastorno bipolar, antes denominado “depresión-maníaca” como una alusión explícita a la misteriosa alternancia de esos dos polos en el ánimo.

Nuevamente, cuando hablamos de “manía” no se trata de niveles de alegría o euforia “normales”, sino de algo que va mucho más allá: una energía con la intensidad de un tornado, capaz de arrollar todo a su paso, incluso la propia vida.

Así, es posible entender la depresión y la manía como los extremos de una línea continua que incluye todas las variaciones posibles en los estados de ánimo. Pero, se sabe, quienes han llegado a tocar ambos extremos (con el diagnóstico formal de trastorno bipolar tipo 1), son una minoría. En cambio, la gran mayoría de quienes padecen de trastornos del ánimo, están en algún punto intermedio de esa línea que recorre las distintas variantes y fluctuaciones anímicas.

 
Depresión Bipolar Tipo 2
Bipolar Tipo 1
 
 
Por ejemplo, el diagnóstico oficial de bipolaridad tipo 2, por definición, excluye la manía (ya que si has tenido al menos un episodio maníaco, el diagnóstico sería bipolar tipo 1). En cambio, en el tipo 2 se describe la presencia de episodios de “hipomanía” (algo así como una “pequeña manía”), los que se caracterizan -según los criterios oficiales de diagnóstico- por síntomas similares a la manía (grandiosidad, energía desbordante, irritabilidad, pensamientos desbocados, etc.), pero de menor intensidad.

Es en este territorio intermedio donde existe la mayor polémica y discusión entre los expertos acerca de cuáles y cuántos son los síntomas que caracterizan a las distintas variantes de bipolaridad y cuáles son límites que la diferencian de la depresión pura (depresión mayor), que no por nada también es conocida como depresión “monopolar”, para diferenciarla de la depresión bipolar, subrayando la predominancia del polo depresivo en el ánimo.

Lo más importante acá es tener presente que el trastorno bipolar tipo 1 sólo afecta a una minoría (alrededor de un 1% de la población), mientras que las otras variantes de bipolaridad, que actualmente se agrupan en el tipo 2, son muchísimo más frecuentes. Además, la presentación de los síntomas suele ser muy variada, y en muchos casos no hay evidencia clara de hipomanía, ni tampoco signos de euforia, sino que lo que se observa es una inestabilidad anímica caracterizada por episodios recurrentes de depresión. Esta inestabilidad también puede ir acompañada de irritabilidad, angustia, insomnio, ansiedad y pensamientos acelerados de carácter negativo y oscuro.

 
 
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